Chile como ejemplo de reducción de riesgo sísmico

Numerosos terremotos se confirman cada año alrededor del mundo, sin embargo no todos los lugares son afectados de la misma manera. Existen zonas que son afectadas por sismos de mayor intensidad, sin embargo, la destrucción de la infraestructura suele ser bastante menor en relación a su magnitud, el país sudamericano Chile es un claro ejemplo de ello.

La placa de Nazca, que coincide con la del Pacífico, está siendo empujada hacia abajo, debajo de la costa sudamericana. Lo que ubica a América del sur en general en una de las zonas sísmicas más activas del planeta. Entonces, ¿cómo es posible que en países como Chile no se evidencien grandes colapsos cuando vive sismos más fuertes?

La respuesta de los expertos consultados por BBC Mundo es clara: hormigón armado, disipadores de energía y estudios de suelo exigidos por una normativa muy estricta, que con muy pocas excepciones suele cumplirse. En el “país más sísmico del mundo” rara vez se desploma un edificio.

Chile es uno de los países más sísmicos del planeta, ha registrado ya varios terremotos de magnitud mayor a ocho en los últimos años, pero también uno de los más resistentes porque la normativa que regula la construcción es fuerte. Esto hace que la siniestralidad e incluso los daños materiales sean bajos en comparación con otros países asentados sobre el cinturón de fuego que rodea el Pacífico.

En una entrevista con BBC Mundo, el arquitecto Jaime Díaz, profesor de la Universidad de Chile, indica: “La norma asegura que en Chile las estructuras mantengan una resistencia tal que permita salvar vidas humanas, pero no obliga a que no sufran daños” [1].

Los expertos coinciden en que una clave está en la estructura de hormigón armado y acero, suficientemente flexible y resistente para dejar que el edificio se mueva, se balancee y no se caiga. El arquitecto Díaz explica que las construcciones modernas tienden a incorporar “elementos como los aisladores y los disipadores sísmicos que permiten que el movimiento de la tierra no se trasmita al edificio y, si se transmite, que esa energía sea absorbida” y agrega “En el fondo, el terremoto es una cantidad enorme de energía que se traspasa a las construcciones. Si no tiene modo de ser disipada, termina destruyendo todas las estructuras”.

Sebastian Gray, presidente del Colegio de Arquitectos de Chile, afirma que otro elemento crucial es el estudio del suelo para que los cimientos sean adecuados. “A cada tipo de suelo corresponde un cálculo específico para el tamaño, forma, profundidad, resistencia de las fundaciones”.

Las normas chilenas prevén tres tipos de terremotos en función de su intensidad: i) Para los “moderados”, las construcciones deben estar preparadas para moverse y volver a la posición original sin daños. ii) en los “fuertes”, se aceptan pequeñas fisuras y deformaciones. iii) finalmente para los terremotos “severos”, se permiten daños de consideración que talvez no se puedan reparar, sin embargo no causarían colapso.


Referencias:

[1] Zamorano A. (17 de septiembre del 2015). Terremotos en Chile: el secreto de sus construcciones antisísmicas. BBC Mundo, Periódico digital. Recuperado de: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/04/140402_chile_terremoto_edificios_az. Acceso: Lunes 25 de septiembre del 2017.

Apoyo de la Unión Europea en la Reducción de Riesgo de Desastres

En los últimos cincuenta años, el número de víctimas debido a la ocurrencia de desastres naturales ha aumentado notablemente, debido en parte a la explosión demográfica que el mundo ha visto en el siglo XX. La Unión Europea, reconociendo que a nivel mundial los desastres naturales son de alto riesgo para la población ha puesto en marcha un Programa para hacer frente a esta problemática.

Jocelyn Lance, Coordinadora de Respuesta Rápida de Emergencia de la UE para América Latina y el Caribe, indica que «El famoso Programa de Preparación para Desastres de la UE, DIPECHO, se lanzó formalmente en 1996, pero comenzamos a apoyar pequeños proyectos de prevención de desastres en 1995, inspirados en las directrices para la prevención, preparación y mitigación de desastres naturales definidas durante la Conferencia Mundial de Yokohama de mayo de 1994”.

Las iniciativas de Reducción del Riesgo de Desastres (DRR) se basan en la premisa de que la prevención antes de un desastre salva vidas y es mucho más rentable en comparación con la respuesta posterior al desastre. Según cifras del Banco Mundial de la década de 1990, la inversión de 1 dólar en reducción del riesgo de desastres ahorra de 4 a 7 euros después de que ocurre un desastre. [1]


Referencias:

[1] Hilaire Avril (13 de octubre de 2016). 20 years of Disaster Risk Reduction in Latin America and the Caribbean. Official web-page of European Civil Protection and Humanitarian Aid Operations. Recuperado de: http://ec.euroa.eu/echo/field-blogs/stories/20-years-disaster-risk-reduction-latin-america-and-caribbean_en. Acceso: lunes 28 de mayo de 2018.