¿Aumenta el número de terremotos cada año?

A través del tiempo se ha considerado que con el pasar de los años ha habido un incremento en la actividad sísmica global, sin embargo, en realidad estos terremotos forman parte de un patrón constante que se ha visto desde los 1900, cuando comenzaron los registros geológicos.

Según el Servicio de Inspección Geológica de los Estados Unidos (USGS) los registros muestran que desde 1900 ha habido cada año en el mundo unos 18 terremotos “importantes” (con una magnitud de entre 7.0 y 7.9) y un “gran” terremoto” (de magnitud 8.0 o mayor) [1].

Los expertos afirman que no ha habido más terremotos en el mundo pero que, lo que sí es un hecho, es que estos fenómenos son cada vez más devastadores. Pero no porque la tierra se sacuda más, sino por el incremento en la densidad de la población que vive en zonas de riesgo.

Uno de los factores de la percepción de que los terremotos están en aumento es que hace décadas las noticias demoraban más en llegar a las personas y un evento no era conocido sino hasta días o semanas después de ocurrido, sin embargo hoy en día, gracias a la internet, un fenómeno es conocido casi de inmediato de su ocurrencia.

Otra explicación podría ser también que en los últimos 25 años se han logrado detectar más estos fenómenos debido al incremento en el número de sismógrafos en el mundo y la mejora en la comunicación global. Según el USGS, en 1931 operaban en el mundo 350 estaciones. Hoy en día hay más de 4.000 sismógrafos y los datos recogidos viajan de manera sorprendentemente rápida vía satélite y a través del internet.

Es de indicar también que, según el Profesor Francisco Vidal Sánchez, sismólogo investigador del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada, la creencia de que si en una zona de riesgo no han ocurrido movimientos de la tierra durante un largo periodo de tiempo es porque pronto ocurrirá un sacudimiento de gran magnitud, es errada.

La quiesencia –o falta de actividad sísmica- en una zona no necesariamente significa que tiene que ocurrir un gran terremoto, porque un incremento o disminución en la actividad sísmica a menudo forma parte de la variación natural de la zona.

Por ahora, los científicos no tienen forma de saber si un aumento o disminución en la actividad sísmica de una zona conducirá a un gran terremoto o a un sismo de menos magnitud. Lo único cierto hoy en día es que un terremoto será más devastador entre más poblada sea la zona afectada.


Referencias:

[1] ¿Por qué tantos terremotos? (15 de abril del 2010). BBC Mundo, Periódico digital. Recuperado de: http://www.bbc.com/mundo/ciencia_tecnologia/2010/03/100303_terremotos_frecuencia_men.shtml. Acceso: Lunes 25 de septiembre del 2017.

¿Cómo se mide un Terremoto?

Hasta hace poco los científicos medían los seísmos utilizando la escala de Richter, desarrollada por los sismólogos americanos Charles F. Richter y Beno Guatenberg en 1093 y 1940. Esta escala logarítmica es utilizada para medir la magnitud o tamaño de un terremoto donde cada número representa una valoración cuantitativa indirecta de la energía liberada en el foco o hipocentro del sismo. Se dice que la escala es logarítmica porque cada número representa una intensidad diez veces mayor que la anterior, Por ejemplo, un sismo de magnitud M4 sería 10 veces más grande y produciría un desplazamiento 10 veces mayor que otro de magnitud M3, y liberaría aproximadamente 32 veces más energía.

Según esta escala de magnitudes, las magnitud de los sismos es cercana a cero y la correspondiente a los sismos más grandes registrados sobrepasa los 8.9 grados. Hasta la fecha el terremoto más fuerte registrado ocurrió en la ciudad de Valdivia, Chile, el 22 de mayo de 1960 alcanzando una magnitud de M9.5.

Relación MagnitudEnergía descargada según la Escala Sísmica de Richter. Frecuencia de ocurrencia de terremotos según su magnitud.

Con el pasar del tiempo se descubrió que la escala de Magnitudes de Richter no era la más apropiada para valorar sismos de gran intensidad debido a que proporcionada mediciones de magnitudes similares para sismos que claramente tenían diferentes intensidades. A partir de la Escala de Richter, Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori introducen en 1979 la Escala Sismológica de Magnitud de Momento que, a diferencia de la anteriormente mencionada, no se satura cerca de valores altos, es decir que no tiene un valor límite por encima del cual todos los terremotos más grandes reflejen magnitudes similares.

La ventaja de la Escala sismológica de magnitud de Momento es que esta escala coincide y continúa con los parámetros de la escala sismológica de Richter pero corrige los errores debido a intensidades muy altas, resumiendo en un único número el momento sísmico (que relaciona parámetros físicos como la dimensión de ruptura sísmica y la energía total liberada). Por esta razón es actualmente la más utilizada por los sismólogos para medir y comparar terremotos de grandes proporciones, el Centro Nacional de Información Sísmica (National Earthquake Information Center), dependiente del Servicio Geológico de los Estados Unidos, usa esta escala para la medición de terremotos con magnitudes mayores a 6.9.

La intensidad de un terremoto expresa los efectos destructivos en el lugar donde se evalúa, la escala más conocida es la Escala Sismológica Modificada de Mercalli, que utiliza números romanos para calificar un terremoto basado en tres criterios:

  1. cómo es percibido por las personas,
  2. por sus efectos sobre las edificaciones e infraestructuras,
  3. sus efectos sobre el terreno y el medioambiente.

Se ordena de menor a mayor de acuerdo al grado de destrucción, va desde 1 cuando es detectable sólo por instrumentos de medición muy sensibles, hasta 12 cuando se determina como catástrofe o destrucción casi total.

Escala Sísmica Modificada de Mercalli.

Se establece además una relación teórica entre la escala de Richter o de Momentos, que miden la magnitud, y la escala modificada de Mercalli, que mide la intensidad considerando eventos históricos sucedidos y asociando el daño que en teoría podría causar un sismo con magnitud X en una población medianamente urbanizada.

Relación intensidad-magnitud de los sismos

Introducción a los sismos

Los temblores o terremotos (sismos más grandes), también conocidos como movimientos telúricos debido a su relación con la Tierra como planeta, son el resultado de la ruptura de las rocas, liberando súbitamente energía en un punto determinado de la corteza terrestre. Esta energía se transmite en forma de ondas sísmicas, que se propagan alejándose de su punto de origen, de igual manera que en un estanque los hacen las olas alejándose del punto donde arrojamos una piedra. Se denomina hipocentro al lugar bajo la tierra donde se genera el sismo, y epicentro su proyección hacia la superficie. [1]

El terremoto es uno de los fenómenos naturales que más terror y más daño ha provocado a la humanidad. La lucha del hombre por lograr su control ha sido dura, sin embargo hoy en día existe mucha información que aunque no los eviten por completo, logrará prevenir daños incalculables. Los terremotos son causados por (i) la actividad volcánica aunque no son tan comunes, (ii) el hundimiento de cavidades subterráneas que no liberan mucha energía por lo que no son de gran importancia o (iii) los desplazamientos tectónicos de la corteza terrestre, que según los investigadores están de acuerdo en que los continentes están continuamente chocando unos contra otros y en que estos cambios de posición son causa de los mayores terremotos del mundo. En los sitios donde ocurren estos movimientos, muchos kilómetros cúbicos de roca son drásticamente deformados, acumulándose la energía como en un resorte tensado. [2]

Muchos se preguntan si será posible predecir terremotos. “No se conocen con precisión los parámetros que interactúan para originar un terremoto y cuantificar en forma temporal la energía que se acumula en las placas tectónicas terrestres y cuándo se va a romper la roca para liberar esa energía en forma elástica” indicó Mario Araujo, jefe del Departamento de Investigaciones Sismológicas del Instituto Nacional de Prevención Sísmica de Argentina, en el 2010 en una entrevista para el periódico digital La Nación. [3]

Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá un terremoto debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos. Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional de España explica que “Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. En la actualidad es imposible medir al mismo tiempo tantos parámetros sin la garantía de que se vaya a producir, de ahí la dificultad para detectarlos con antelación”. De la misma manera la investigadora del CSIS (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España), María José Jiménez, “Es posible pronosticar dónde serán más severos pero no predecirlos individualmente. Lo que sí podemos hacer es minimizar al máximo sus efectos desarrollando sistemas para la respuesta rápida”. [4]

Desde hace mucho tiempo los científicos trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías y mecanismos para ajustar la predicción de eventuales sismos pero estamos aún muy lejos de predecir un terremoto individualmente. Un artículo publicado en Prensa Libre el día 28 de septiembre del 2003, menciona que los chinos han utilizado granjas experimentales donde los animales detectan vibraciones de baja densidad que preceden a los temblores, pero dicho método ha dado escasos resultados, parece ser que la posibilidad de predecir un terremoto es lejana.. La NASA trabaja en tecnologías basadas en satélites que indican la actividad sísmica pero podrían pasar años antes de desarrollar un sistema eficaz. Siendo así, la única manera de prevenir daños es construir con materiales sismo-resistentes y evitar edificar en zonas de riesgo sísmico. Para ello en la actualidad existen mapas que facilitan a los ingenieros y arquitectos información sobre lugares en los que es posible construir siguiendo unos parámetros determinados para que las edificaciones puedan resistir movimientos sísmicos. (Prensa Libre, Redacción Internacional)

Es común escuchar que los sismos son catástrofes naturales en relación a las cuales “poco o nada se puede hacer” refiriéndose esto a los devastadores efectos que puede provocar un sismo en apenas pocos segundos. Nada podía estar más errado. La gran mayoría de las consecuencias de los sismos no son directamente “naturales”. Citando el ejemplo que usa Raimundo Delgado en el primer capítulo del libro “Sismos y edificios” (2008):

“Por ejemplo, ¿qué le ocurre a alguien que está en medio de un campo de futbol durante un sismo violento? Podrá eventualmente perder el equilibrio y caer al suelo, pero estando alejado de construcciones u objetos que le puedan caer encima probablemente nada más le pasará. Lo que causa la mayoría de las víctimas y pérdidas económicos durante los sismos violentos son los daños y colapsos de las construcciones, redes de infraestructuras y otros elementos, no son los sismos propiamente”. [5]

Lo que significa que las catástrofes sísmicas no son catástrofes naturales sino catástrofes provocadas por las construcciones edificadas por el hombre, sin embargo, frecuentemente es confundido el fenómeno que da origen al evento con las consecuencias que la mano del hombre propicia. Sin embargo se las consecuencias son resultado de la acción del hombre, significa que es posible reducir significativamente estas mismas consecuencias por la misma mano del hombre mediante construcciones adaptadas a estos eventos, más resistentes en pro de la seguridad de las personas.


Referencias:

[1] Rivadeneira, F., Segovia, M., Alvarado, A., Egred, J., Troncoso, L., Vaca, S. y Yepes, H. Breves fundamentos sobre los terremotos en el Ecuador. Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional. Corporación Editora Nacional. Quito, Ecuador. Noviembre 2007.

[2] Müncener Rückversicherungs-Gesellschaft. Terremotos. Munich, 1974.

[3] Ingrassia, V. (15 de enero del 2010). ¿Por qué la ciencia aún no puede predecir un terremoto? La Nación, periódico digital argentino. Recuperado de http://www.lanacion.com.ar/1221565-por-que-la-ciencia-aun-no-puede-predecir-un-terremoto. Acceso: miércoles 06 de septiembre del 2017.

[4] Guerrero, T. (13 de enero del 2010). ¿Por qué es tan difícil predecir un terremoto? El Mundo, periódico digital español. Recuperado de http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/13/ciencia/1263390561.html. Acceso: miércoles 06 de septiembre del 2017.

[5] Raimundo Delgado, Mário Lopes. Sismos e Edifícios, Primeira Edição. Capítulo I: Breve referência à história da Engenharia Sísmica, pp1. Portugal, julho 2008.