Introducción a los sismos

Los temblores o terremotos (sismos más grandes), también conocidos como movimientos telúricos debido a su relación con la Tierra como planeta, son el resultado de la ruptura de las rocas, liberando súbitamente energía en un punto determinado de la corteza terrestre. Esta energía se transmite en forma de ondas sísmicas, que se propagan alejándose de su punto de origen, de igual manera que en un estanque los hacen las olas alejándose del punto donde arrojamos una piedra. Se denomina hipocentro al lugar bajo la tierra donde se genera el sismo, y epicentro su proyección hacia la superficie. [1]

El terremoto es uno de los fenómenos naturales que más terror y más daño ha provocado a la humanidad. La lucha del hombre por lograr su control ha sido dura, sin embargo hoy en día existe mucha información que aunque no los eviten por completo, logrará prevenir daños incalculables. Los terremotos son causados por (i) la actividad volcánica aunque no son tan comunes, (ii) el hundimiento de cavidades subterráneas que no liberan mucha energía por lo que no son de gran importancia o (iii) los desplazamientos tectónicos de la corteza terrestre, que según los investigadores están de acuerdo en que los continentes están continuamente chocando unos contra otros y en que estos cambios de posición son causa de los mayores terremotos del mundo. En los sitios donde ocurren estos movimientos, muchos kilómetros cúbicos de roca son drásticamente deformados, acumulándose la energía como en un resorte tensado. [2]

Muchos se preguntan si será posible predecir terremotos. “No se conocen con precisión los parámetros que interactúan para originar un terremoto y cuantificar en forma temporal la energía que se acumula en las placas tectónicas terrestres y cuándo se va a romper la roca para liberar esa energía en forma elástica” indicó Mario Araujo, jefe del Departamento de Investigaciones Sismológicas del Instituto Nacional de Prevención Sísmica de Argentina, en el 2010 en una entrevista para el periódico digital La Nación. [3]

Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá un terremoto debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos. Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional de España explica que “Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. En la actualidad es imposible medir al mismo tiempo tantos parámetros sin la garantía de que se vaya a producir, de ahí la dificultad para detectarlos con antelación”. De la misma manera la investigadora del CSIS (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España), María José Jiménez, “Es posible pronosticar dónde serán más severos pero no predecirlos individualmente. Lo que sí podemos hacer es minimizar al máximo sus efectos desarrollando sistemas para la respuesta rápida”. [4]

Desde hace mucho tiempo los científicos trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías y mecanismos para ajustar la predicción de eventuales sismos pero estamos aún muy lejos de predecir un terremoto individualmente. Un artículo publicado en Prensa Libre el día 28 de septiembre del 2003, menciona que los chinos han utilizado granjas experimentales donde los animales detectan vibraciones de baja densidad que preceden a los temblores, pero dicho método ha dado escasos resultados, parece ser que la posibilidad de predecir un terremoto es lejana.. La NASA trabaja en tecnologías basadas en satélites que indican la actividad sísmica pero podrían pasar años antes de desarrollar un sistema eficaz. Siendo así, la única manera de prevenir daños es construir con materiales sismo-resistentes y evitar edificar en zonas de riesgo sísmico. Para ello en la actualidad existen mapas que facilitan a los ingenieros y arquitectos información sobre lugares en los que es posible construir siguiendo unos parámetros determinados para que las edificaciones puedan resistir movimientos sísmicos. (Prensa Libre, Redacción Internacional)

Es común escuchar que los sismos son catástrofes naturales en relación a las cuales “poco o nada se puede hacer” refiriéndose esto a los devastadores efectos que puede provocar un sismo en apenas pocos segundos. Nada podía estar más errado. La gran mayoría de las consecuencias de los sismos no son directamente “naturales”. Citando el ejemplo que usa Raimundo Delgado en el primer capítulo del libro “Sismos y edificios” (2008):

“Por ejemplo, ¿qué le ocurre a alguien que está en medio de un campo de futbol durante un sismo violento? Podrá eventualmente perder el equilibrio y caer al suelo, pero estando alejado de construcciones u objetos que le puedan caer encima probablemente nada más le pasará. Lo que causa la mayoría de las víctimas y pérdidas económicos durante los sismos violentos son los daños y colapsos de las construcciones, redes de infraestructuras y otros elementos, no son los sismos propiamente”. [5]

Lo que significa que las catástrofes sísmicas no son catástrofes naturales sino catástrofes provocadas por las construcciones edificadas por el hombre, sin embargo, frecuentemente es confundido el fenómeno que da origen al evento con las consecuencias que la mano del hombre propicia. Sin embargo se las consecuencias son resultado de la acción del hombre, significa que es posible reducir significativamente estas mismas consecuencias por la misma mano del hombre mediante construcciones adaptadas a estos eventos, más resistentes en pro de la seguridad de las personas.


Referencias:

[1] Rivadeneira, F., Segovia, M., Alvarado, A., Egred, J., Troncoso, L., Vaca, S. y Yepes, H. Breves fundamentos sobre los terremotos en el Ecuador. Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional. Corporación Editora Nacional. Quito, Ecuador. Noviembre 2007.

[2] Müncener Rückversicherungs-Gesellschaft. Terremotos. Munich, 1974.

[3] Ingrassia, V. (15 de enero del 2010). ¿Por qué la ciencia aún no puede predecir un terremoto? La Nación, periódico digital argentino. Recuperado de http://www.lanacion.com.ar/1221565-por-que-la-ciencia-aun-no-puede-predecir-un-terremoto. Acceso: miércoles 06 de septiembre del 2017.

[4] Guerrero, T. (13 de enero del 2010). ¿Por qué es tan difícil predecir un terremoto? El Mundo, periódico digital español. Recuperado de http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/13/ciencia/1263390561.html. Acceso: miércoles 06 de septiembre del 2017.

[5] Raimundo Delgado, Mário Lopes. Sismos e Edifícios, Primeira Edição. Capítulo I: Breve referência à história da Engenharia Sísmica, pp1. Portugal, julho 2008.