Conociendo que los terremotos son eventos imparables con los que estamos destinados a cargar, el monitoreo sísmico es la interpretación de los estudios de la actividad sísmica de la tierra. Cualquier ubicación geográfica del planeta sufre este fenómeno de la naturaleza y estas regiones pueden ser consideradas de alta o baja sismicidad. En América latina el 70% del territorio está comprendido por alto riesgo sísmico.
Existen tres principales objetivos para los cuales se implementan redes sísmicas de monitoreo: para emitir avisos, establecer las características de la sismicidad de una región, e investigar el interior de la Tierra.
Emitir avisos. La función de los avisos es dar una información rápida y precisa de dónde ocurrió el evento para que los organismos encargados de la emergencia den prioridad a esa zona.
Características de la sismicidad de una región. Se busca obtener una base de datos que permita evaluar el peligro sísmico de una región, al definir las áreas más propensas a sufrir aceleraciones importantes producidas por el paso de las ondas sísmicas. Debido al grado de aceleración que impriman las ondas sísmicas, se tendrán los efectos en las edificaciones. Estos datos son importantes para el diseño de estructuras y para realizar reforzamiento estructura en aquellas ya construidas.
Investigar el interior de la Tierra. Permitirá conocer la estructura interna de la tierra y comprender su funcionamiento.