Muchos de los grandes centros urbanos que pueblan el planeta están ubicados en zonas costeras o al lado de áreas montañosas que son parte de sistemas tectónicos que incluyen zonas de subducción o fallas importantes capaces de generar grandes terremotos. Además, la mayoría de estos conglomerados urbanos se encuentran en áreas en desarrollo del mundo que tienen baja resiliencia frente a los peligros naturales y presentan altos niveles de riesgo contra el riesgo sísmico. La baja resiliencia se debe principalmente, entre otros factores, incluidos los socioeconómicos, debido a la alta vulnerabilidad del parque de edificios, que se caracteriza por la mala calidad de la construcción y la ausencia de características de diseño sísmico, que se encuentran comúnmente en lo que se conoce como estructuras no diseñadas. [1]
La evolución de la Ingeniería sísmica ha permitido a la humanidad superar algunas de las principales dificultades en cuanto las condiciones del suelo donde se construye y la lucha en contra de los efectos que grandes fenómenos naturales, como son los terremotos, pueden tener en la infraestructura. Esto es aún más complicado cuando no se piensa en construir simples estructuras de unos cuantos pisos sino que el objetivo es una edificación de gran altura, rascacielos, sobre todo si se habla de una zona considerada peligrosa por su elevada actividad sísmica.
La Torre Latinoamericana, La Torre Ejecutiva Pemex y La Torre Mayor, en México; El U.S. Bank Tower, en Estados Unidos; La Torre Santiago del Costanera Center y la Torre Titanium La Portada, en Chile; y La Torre Taipei 101 en Taiwan, son las algunas de las más destacadas mega-estructuras en estar en una zona de alto riesgo sísmico.
Referencias:
[1] Taucer, F. (2010). Desempeño de estructuras no de ingeniería en recientes terremotos: panorama y estrategias de mitigación. América, 1-12.