Principales fallas tectónicas del planeta

Las placas litosféricas que forman la capa superior de nuestro planeta están en constante movimiento. En sus fronteras se forman zonas volcánicas y tectónicamente activas. Y aunque las placas se mueven de un modo increíblemente lento (de 1 a 10 cm por año), sus desplazamientos generan muchos problemas para las personas que viven encima de ellas.

Dentro de las innumerables fallas tectónicas del planeta, se han identificado las  más grandes y más peligrosas: [1]

(i) La falla de San Andrés, Estados Unidos,

(ii) El Cinturón de Fuego del Pacífico,

(iii) El lago Kivu, África,

(iv) Zona del Rift de Baikal,

(v) La falla de Suswa.

De las fallas mencionadas, en la actualidad solo se consideran sísmicamente activas la falla de San Andrés y la del Cinturpon de Fuego del Pacífico. En el lago Kivu uno de los mayores temores es la ocurrencia de erupciones volcánicas por la acumulación de gases en el fondo del lago. La zona del Rift de Baikal está en constante acción tectónica entre las placas que la componen pero de baja intensidad. Por último, aunque la falla de Suswa se considera tectónicamente inactiva, los eventos ocurridos en el pasado podrían estar influyendo en la misma.


Referencias:

[1] Cicatrices de la Tierra: las 5 fallas tectónicas más grandes del planeta (viernes 20 de abril de 2018). Sputnik, agencia de información digital del siglo XXI. Moscú, Rusia. Recuperado de: https://mundo.sputniknews.com/ecologia/201804201078072496-rift-corteza-terrestre-terremotos-volcanes/. Acceso: lunes 7 de mayo del 2018.

Sismología y Tectónica de placas

Desde hace milenios que se intenta dar origen al fenómeno sísmico. Ya en la antigua Grecia se discutía el problema, atribuyéndose el origen de los sismos a eventos o mares en el interior de la tierra. No obstante el estudio del fenómeno sísmico (sismología) surgió en el siglo XX, con la llegada de la teoría de la Tectónica de Placas, lo que condujo a explicaciones racionales aceptadas generalizadamente por la comunidad científica. [1]

En un inicio, la geología (ciencia que estudia la Tierra y sus procesos) consideraba que el planeta y sus estructuras estaban inmóviles desde hacía millones de años. Con el desarrollo de estudios relacionados con la forma de los continentes y su ubicación actual, se estableció que las costas de Sudamérica y África coincidían como piezas de un enorme rompecabezas, asumiendo que estos continentes se desplazaron. Debido al movimiento de los continentes, en 1912 el alemán Alfred Wegener conjeturó, a través de su hipótesis de la Deriva Continental, que el conjunto de los continentes actuales estuvieron unidos en el pasado remoto de la Tierra, formando un mega-continente, esto considerando la manera en que parecen encajar la forma de los continentes a cada lado del océano Atlántico [2]. De esta Hipótesis surge la ya mencionada Teoría de la Tectónica de Placas en los años 1960 a partir de investigaciones de Robert Dietz, Bruce Heezen, Harry HEss, Maurice Ewing, Tuzo Wilson y otros.

Para tratar de demostrar la hipótesis de Wegener se desarrollaron métodos de comprobación que aplicaban varias discuplinas:

  • Se usó la comparación entre el tipo de rocas de la costa occidental de África y las de la costa oriental de Sudamérica y se verificó que estas coincidían en todas sus características.
  • Se midió y estableció una serie de “franjas” de igual respuesta magnética desde el centro hacia afuera de la cordillera centro-oceánica del Atlántico y se confirmó que las franjas de las costas de América y África concordaban en edad y sentido magnético.
  • Otros argumentos científicos que corroboran la teoría involucran ciencias como la paleontología (estudio de fósiles), la paleo-climatología (estudio del medio ambiente pasado), entre otras.

Con estas pruebas se estableció que la historia de la Deriva Continental empezó hace aproximadamente 180 millones de años, partiendo de un gran mega-continente al que se denominó “Pangea”  que deriva del prefijo griego “pan” que significa “todo” y de la palabra griega “Gaia” que significa “suelo o tierra”. De este modo quedaría una palabra cuyo significado es “toda la tierra”.

Interpretación de la separación del megacontinente Pangea según la Hipótesis de la Deriva Continental.

Como resultado de estas pruebas se genera la teoría de la Tectónica de Placas, y para entenderla es necesario tener en mente la estructura interna de la Tierra: un núcleo terrestre compuesto probablemente por hierro y níquel, el manto terrestre con una composición a base de silicatos ferromagnesianos, mientras que la corteza está compuesta por silicatos en potasio, sodio y calcio. El cascarón externo de la Tierra, que comprende la corteza terrestre y parte del manto (litósfera) tiene un espesor aproximado de 100 km, es una capa rígida que parece estar “flotando” sobre el resto del manto semisólido presentando movimiento como si de un fluido se tratase en tiempos del orden de millones de años.

Este cascarón, o litósfera, no es continuo sobre la superficie de la tierra sino que está dividido en al menos quince “placas” en contacto una con otra. Estas placas sufren movimientos relativos produciendo fricción entre ellas y acumulando energía produciendo en algunos de sus márgenes la subducción de una placa debajo de otra.

Mapa que muestra la ubicación y movimiento de las placas tectónicas en la corteza terrestre.

También se estableció que en los límites entre las placas tectónicas existen zonas de “creación” de nueva litósfera y otras zonas donde la litósfera se “consume” o se “reabsorbe”. En función de esto se establecieron tres límites básicos: convergentes, divergentes y transformantes. [3]

Los límites “convergentes” son los responsables de la construcción de la mayoría de las cadenas montañosas de la superficie de la Tierra, es una zona de alta actividad sísmica, pueden generar vulcanismo y provocan el fenómeno conocido como subducción. Un ejemplo es la interacción de las placas Nazca y Sudamericana.

En los límites “divergentes” las placas se alejan una respecto de la otra en direcciones opuestas. Este fenómeno se produce más fácilmente en la placa oceánica que es más delgada que la placa continental formando una fisura con cadenas montañosas en el fondo del mar que recibe aportes constantes de nuevo material magmático, constituyéndose en una fuente de creación de corteza terrestre.

Los límites “transformantes” se caracterizan porque las placas se mueven paralelas entre sí, a lo largo de esta falla denominada falla transformante. Un claro ejemplo es la falla de San Andrés en Estados Unidos.

Las placas masivas se juntan como piezas de rompecabezas en las profundidades de la Tierra. Cuando una placa se desplaza a lo largo de una de las líneas de falla que los unen, se produce una violenta agitación en la superficie del planeta, experimentada por nosotros como un terremoto. Países tan lejanos como Irán, Chile, Japón y Nueva Zelanda son particularmente vulnerables a esta actividad sísmica. [4]


Referencias:

[1] Raimundo Delgado, Mário Lopes. Sismos e Edifícios, Primeira Edição. Capítulo I: Breve referência à história da Engenharia Sísmica, pp1. Portugal, julho 2008.

[2] Wegener, A. (1912): Die Entstehung der Kontinente. Geologische Rundschau, 3(4): 276-292. (Título en español: El origen de los Continentes. Recorrido Geológico)

[3] Rivadeneira, F., Segovia, M., Alvarado, A., Egred, J., Troncoso, L., Vaca, S. y Yepes, H. Breves fundamentos sobre los terremotos en el Ecuador. Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional. Corporación Editora Nacional. Quito, Ecuador. Noviembre 2007.

[4] Mapa: Zonas de peligro de terremotos em todo el mundo (2 de abril del 2014). Plataforma virtual de la radio canadiense CBCnews. Recuperado de: http://www.cbc.ca/news2/interactives/world-quakes/. Acceso: 20 de mayo de 2018.

¿Aumenta el número de terremotos cada año?

A través del tiempo se ha considerado que con el pasar de los años ha habido un incremento en la actividad sísmica global, sin embargo, en realidad estos terremotos forman parte de un patrón constante que se ha visto desde los 1900, cuando comenzaron los registros geológicos.

Según el Servicio de Inspección Geológica de los Estados Unidos (USGS) los registros muestran que desde 1900 ha habido cada año en el mundo unos 18 terremotos “importantes” (con una magnitud de entre 7.0 y 7.9) y un “gran” terremoto” (de magnitud 8.0 o mayor) [1].

Los expertos afirman que no ha habido más terremotos en el mundo pero que, lo que sí es un hecho, es que estos fenómenos son cada vez más devastadores. Pero no porque la tierra se sacuda más, sino por el incremento en la densidad de la población que vive en zonas de riesgo.

Uno de los factores de la percepción de que los terremotos están en aumento es que hace décadas las noticias demoraban más en llegar a las personas y un evento no era conocido sino hasta días o semanas después de ocurrido, sin embargo hoy en día, gracias a la internet, un fenómeno es conocido casi de inmediato de su ocurrencia.

Otra explicación podría ser también que en los últimos 25 años se han logrado detectar más estos fenómenos debido al incremento en el número de sismógrafos en el mundo y la mejora en la comunicación global. Según el USGS, en 1931 operaban en el mundo 350 estaciones. Hoy en día hay más de 4.000 sismógrafos y los datos recogidos viajan de manera sorprendentemente rápida vía satélite y a través del internet.

Es de indicar también que, según el Profesor Francisco Vidal Sánchez, sismólogo investigador del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada, la creencia de que si en una zona de riesgo no han ocurrido movimientos de la tierra durante un largo periodo de tiempo es porque pronto ocurrirá un sacudimiento de gran magnitud, es errada.

La quiesencia –o falta de actividad sísmica- en una zona no necesariamente significa que tiene que ocurrir un gran terremoto, porque un incremento o disminución en la actividad sísmica a menudo forma parte de la variación natural de la zona.

Por ahora, los científicos no tienen forma de saber si un aumento o disminución en la actividad sísmica de una zona conducirá a un gran terremoto o a un sismo de menos magnitud. Lo único cierto hoy en día es que un terremoto será más devastador entre más poblada sea la zona afectada.


Referencias:

[1] ¿Por qué tantos terremotos? (15 de abril del 2010). BBC Mundo, Periódico digital. Recuperado de: http://www.bbc.com/mundo/ciencia_tecnologia/2010/03/100303_terremotos_frecuencia_men.shtml. Acceso: Lunes 25 de septiembre del 2017.